domingo, 13 de mayo de 2012

Sintonía entre guionista y dibujante I: El Ángelus


No recuerdo exactamente cuando, el año pasado la Escola Joso dio algunas clases magistrales el último Jueves de cada mes en Fnac El Triangle durante tres meses seguidos. Las clases fueron sobre Novela Gráfica, Comic Americano y Album Francés.

Cada una de las clases fue dada por algún profesor de la Joso que, conocimientos de mercado aparte, habían experimentado de manera más o menos reciente alguno de los tres mercados en su trabajo.

Sin desmerecer ninguna de las tres, ya que todas eran ricas en contenido, la de Album Francés impartida por Josep Homs fue espectacular sencillamente porque las vueltas que le da a su trabajo antes de empezarlo es también espectacular. Me lo pareció cuando lo explicaba durante la clase y ayer mismo lo comprobé cuando me hice sin pensarlo dos veces con "El Ángelus".

El Ángelus, además de ser una obra publicada recientemente por Norma Editorial, es también la obra sobre cuyas páginas dio Homs la clase sobre Album Francés.

Podemos leer en la introducción (que personalmente recomiendo mirar tras la lectura del cómic, no antes) la línea de pensamiento que siguió Frank Giroud para elaborar la historia. Como empezó con una única idea borrosa y la búsqueda de información hasta dar con algo que encajara con lo que quería transmitir y para definir y desarrollar esa primera idea borrosa hasta convertirla en una historia espectacular y muy emocionante sobre una persona muy real y que los más despiertos tenemos miedo de llevar dentro: Una historia sobre una persona monótona sin ningún aliciente y que ni siquiera sabe que lo es.

Huelga decir que el cómic me atrapó y no conseguí que me soltara hasta terminar de leer los dos volúmenes que contiene publicados por separado en Francia por Dupuis y recopilados en un solo álbum por Norma. De hecho, no conseguí que el cómic me soltara hasta media hora después de terminarlo en la que continué hojeando páginas. Incluso me sorprendí a mí mismo comenzarlo a leerlo de nuevo.

A menudo hay gente que piensa que cuando trabajan conjuntamente guionista y dibujante, que cada uno tiene su trabajo. El guionista escribre y el dibujante dibuja. Así es. Pero no.

Cuando el proceso escrito y la parte gráfica son tratadas por dos personas diferentes, el dibujante se asemeja a un actor de cine que tiene que saber interpretar el papel que le ofrecen. A veces sucede que hay una sintonía perfecta entre escritor e ilustrador en las que a buen entendedor pocas palabras bastan y con una única lectura del guión, el dibujante es capaz de plasmar exactamente lo que el guionista tenía en su cabeza. Pero mi propia experiencia personal en los pasados meses (de la cuál ya hablaré de forma más personal en la próxima entrada) me han demostrado que, en la mayoría de los casos, esta sintonía entre dibujante y guionista se consigue trabajándola con una mezcla de comunicación y confianza.

Dicho de otra manera: Para un mejor resultado y siempre sabiendo ver donde está el límite, el guionista tiene que meterse en el trabajo del dibujante y el dibujante en el trabajo del guionista. La mayoría de lectores saben que hay varias maneras de presentarle un guión a un dibujante. Pero dibujar una casita en la primera viñeta porque el guión dice que hay una casita en la primera viñeta no es necesariamente saber interpretarlo.

En "El Ángelus" esta comunión es perfecta. Y Homs va un pasó más allá de interpretar escenas con buenos encuadres, lenguaje gestual, pausas y una gran documentación del entorno para su mejor representación. Su interpretación del guión, de los sentimientos de Clovis, el protagonista, y la evolución del mismo llegan hasta la gama cromática que se va transformando a lo largo de todo el álbum a la vez que el personaje.

Esto es algo que Homs explicó con detalle en la clase antes mencionada. Unas cuantas páginas de muestra para privilegio de los que acudimos a la charla fueron más que suficiente como demostración de ese uso del color, tratado de manera que va unido a los sentimientos del protagonista. Lo mejor de todo es que el color pasa desapercibido en el sentido de que no distrae de la historia. El color es un protagonista oculto, y esta sensación de calidez que va inundando al personaje y a nosotros gracias a su uso, pasa desapercibida hasta que nos damos cuenta demasiado tarde de que nos tiene completamente atrapados. Pero la sensación transmitida por esas páginas de muestra no son nada comparado con la lectura amena e intrigante de la obra. Altamente recomendable. Si os hacéis con ella...

¡Disfrutad!

Un saludo...de Toni Kudo...


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