viernes, 5 de febrero de 2010

Alex Robinson. El tercer grande.



No podía hablar de Peter Bagge y Scott McCloud y dejarme en el tintero (teclado) a Alex Robinson.
Lo que destacaré siempre de Alex Robinson es su capacidad innata para narrar y hacerle pensar al lector que alguna vez ha urgado en su cabeza y lo ha plasmado en el papel. Pocos autores son capaces de contarte una historia y, al ver la reacción de los personajes, hacerte pensar "Mira, este reacciona como yo cuando me pasó tal".

Tiene tres grandes historias publicadas aqui en España, todas de la mano (de nuevo) de Astiberri. Las historias son "Malas Ventas" "Estafados" y "Inolvidable". Todas son buenísimas historias pero, como ya he dicho, lo más sorprendente de Robinson es su capacidad para llegar al lector. No es un dibujante impactante, ni espectacular. Es más, su dibujo es más descriptivo y sencillo que otra cosa. Es lo que nos pasa a los que hacemos lo posible para dibujar lo mejor que podemos pero no damos más de si porque cada uno vale para una cosa.

Sin embargo, las páginas de este hombre no tienen desperdicio porque, aunque no sean páginas asombrosas ni anatómicamente perfectas (con un dibujo y entintado que, eso si, mejora con el tiempo), se bastan y sobran para explicarnos la historia. Una historia muy bien explicada. Con diálogos mordaces, líneas de pensamiento lógicas y humanas y con unas composiciones de página que van de la más normal de las normales en una escena tranquila o la más disparatada de las disparatas cuando la mente del personaje está tan ida que no ve nada. Y es que los pensamientos de sus personajes son capaces hasta de alterar la composición de las páginas.




En las tres historias que nos ocupan podemos comprobar que es un autor que le gusta contar lo que yo llamo historias urbanas o de "género real". Malas Ventas es la historia más antigua de las tres que nos ocupan, pero a mi es la que más me impactó. Tal vez sea porque fue la primera que leí del autor. O puede que sea porque al contar con unas 600 páginas a su favor llega un momento que los personajes (muy bien desarrollados) dejan de serlo para convertirse directamente en unos amigos sobre los que estás leyendo. La verdad es que, acostumbrado como estoy a buscar líneas de cómic fuera del comercial (igualmente excelente) era la primera vez que me encontraba con un autor que explicase historias de un género tan normal. No es por echarme flores, pero es un género del que solo me había visto a mi mismo escribir sobre el (en lo que al mundo del comic se refiere) ya que, si puedo, prefiero contar la historia de Alba y Juan intentando detener un asesinato en el Camp Nou que de Hellen y Jack en el estadio de los Yankees.






Aunque por supuesto, cuando yo voy Robinson ya vuelve, y mientras que yo necesito sucesos emocionantes con persecuciones y disparos para emocionar al lector, a Robinson le basta con un hombre que quiere dejar de fumar ("Inolvidable") o un artista al que se le ha ido la inspiración y no consigue componer ("Estafados") o simplemente, de un grupo de jovenes que buscan su sitio en la vida ("Malas Ventas")




Cuando recomiendo a Peter Bagge, me aseguro de decir que es genial, pero que es un género al que es mejor que al lector le guste experimentar y una narrativa a la que a lo mejor no está acostumbrado.

Cuando recomiendo a Scott McCloud me aseguro de que al que se lo recomiende sea autor de comic si es para leer sus libros, o de que le gusten las historias fantasiosas y divertidas bien explicadas con un punto de realismo si es simplemente un lector.

Cuando recomiendo a Alex Robinson no hace falta que me asegure de nada.

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